Las Ventas con Peña Aguilera
Situada a 37 km de Toledo, en la cara norte de los Montes de Toledo, con altitud de 792 m, tiene una extensión de 140 km2 y población censada en 2021 de 1062 habitantes. Limita al Norte con los términos de Cuerva y Pulgar, al Sur con Retuerta del Bullaque y San Pablo de los Montes, al Este con Mazarambroz y al Oeste con San Pablo de los Montes y Menasalbas.
Los hallazgos y restos arqueológicos encontrados nos sitúan en diferentes etapas y civilizaciones, que pasaron y se afincaron en el término municipal, desde la Prehistoria.
Paleolítico
Debido al carácter nómada de los hombres del Paleolítico, en nuestro entorno hemos encontrado vestigios del Paleolítico Medio en las terrazas del Río del Milagro y arroyos de la localidad, en “núcleos” de material lítico preparado para fabricar las herramientas. Si bien se han encontrado ciertas herramientas que denotan la práctica de la caza del hombre prehistórico en esta zona.
La Cueva de “El Gallo”, aguardo entre rocas conocida por la leyenda existente de un gallo. En su interior se descubrieron indicios de una pintura rupestre (bóvido con tipología auriñaciense) lo que nos hace pensar que podría haber sido habitada a finales del Paleolítco – principios del Neolítico.
Calcolítico
El primer asentamiento del Calcolítico aproximadamente 2500 años a. C. se sitúa en el Cerro del Águila y en las cuerdas de El Chorrito-Tejoneras.
Desde el cerro del Águila se contempla una amplia panorámica y conserva restos de una acrópolis alrededor del actual molino de viento que indica su carácter defensivo.
Notables restos (placas de cerámica, hachas pulimentadas, puntas de flechas, cuchillo de sílex etc.) aparecen en esta zona cerca de formaciones de piedra circulares o rectangulares, antiguas viviendas.
De esta época puede ser también una construcción, llamada El Castillejo, que aparece en la ladera sur de Peñafiel, en la loma donde se ejerce control visual del valle del Milagro y del Bullaque
Edad Antigua
Debido al carácter mágico y de culto a las piedras, el cerro del Águila no pasó desapercibido a los Carpetanos y puede que poblasen la Acrópolis del Cerro, que por los restos encontrados tuvo una población estable desde el 1000 a. C. hasta el S. XV
Romanización
Por aquí pasaba uno de los caminos secundarios del itinerario Mérida – Zaragoza, por donde se daba salida al mercurio extraído de las minas de Almadén. El paso de los romanos fue notable por los muchos vestigios encontrados en el valle del Chorrito y en el Cerro del Águila. Pruebas muy importantes son: la estela funeraria (de la época de Augusto), hoy desaparecida al poner el actual suelo de la Ermita, la fuente de la Virgen ninfeo – bautismal y la fuente de Santa Lucía, Marthyrium, ambas con las mismas características en construcción a base de grandes sillares de piedra labrados y con el techo a cuatro aguas a semejanza de los pequeños templos romanos.
IV y V comienza a desarrollarse el cristianismo. La situación en esta zona es una población arraigada en el Cerro del Águila pero debilitada por la aparición de otro núcleo en el Chorrito que quiere asegurar su población construyendo una pequeña basílica.
Edad Media
La población del Valle del Chorrito, denominada Peña Aguilera continuó durante la época medieval y afianzándose durante el periodo visigodo. La prueba más palpable es la Necrópolis del Chorrito con casi 100 tumbas excavadas en la roca, reutilizables y una población de 30 casas que podría albergar a 120-150 habitantes.
A partir de la llegada de los árabes, el asentamiento del Cerro del Águila entrará en decadencia, aunque continuará en esta época, denominándose Santa María del Águila.
Los vestigios importantes de la dominación árabe son los restos de cerámica encontrados y la denominada Torre de los Moros S. X-XI
Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, el territorio en los siglos XI, XII Y XIII fue tierra fronteriza que sufrió varias incursiones árabes, disputado por cristianos y musulmanes, ya que el puerto Alhover, hoy puerto del Milagro, era el paso de Toledo a Al-Ándalus que unía Córdoba y Calatrava con Toledo. La última fue en 1213 desde Córdoba a Toledo, destruyendo a su vuelta Peña Aguilera y el Castillo del Milagro.
En 1214 Enrique I donó los Montes al arzobispo Ximénez de Rada y durante el reinado de Fernando III pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Toledo llamándose desde entonces Montes de Toledo.
Origen del Pueblo
En el S XIV se debilitaron las poblaciones existentes hasta casi desaparecer en el S. XV. Surge un tercer núcleo de población al SO de Peña Aguilera denominado Las Ventas que se formó en torno a “las ventillas”, posadas situadas en la Cañada Real para dar descanso y posada a los caminantes que atravesaban los Montes de Toledo hacia el Valle de Alcudia y Andalucía.
En el siglo XV, la población de Las Ventillas se unió con la más antigua de Peña Aguilera, dando origen a la población de Las Ventas con Peña Aguilera con carta puebla otorgada en 1422 por Juan II de Castilla.
Edad Moderna
Lucha de malhechores
Desde principios del S. XVI las Hermandades de los Montes se reúnen en varias ocasiones en Ventas y en el Milagro, ya que en Ventas residía una de las siete cuadrillas con el fin de coordinarse y crear leyes y estrategias para luchar contra los malhechores y bandoleros que habitaban estas tierras.
Plaza y Hospital de la Caridad
En la plaza estaba casa de la Hermandad Vieja de Toledo (de ahí el nombre de la plaza) creada en tiempos de Alfonso X “el Sabio” y que tuvo su auge con los Reyes Católicos y la cárcel y que tenía el poder judicial y funciones de policía rural, siendo lugar de encuentro de los cuadrilleros de las viejas Hermandades de Toledo, Talavera y C. Real. Era la cárcel más importante después de Toledo. También en la cañada Real estaba el Hospital de la Caridad para dar cobijo y ayuda a los necesitados.
Edad Contemporánea
Andadura como núcleo independiente
La localidad perteneció al Ayuntamiento de Toledo quien administraba los Montes, ponía justicias e impuestos, hasta su emancipación a principios del S. XIX que empieza su andadura como núcleo independiente con las dificultades comunes a otros lugares en la Edad Contemporánea.